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Las estadísticas, testigo mudo de un escándalo.

El fútbol español, tan venerado y pasional, está bajo un escrutinio sin precedentes. La sombra de la corrupción planea sobre el deporte rey, y la verdad se busca a través de una lente implacable: las frías estadísticas.

En el epicentro del "Barçagate o Caso Negreira", se reveló que el Fútbol Club Barcelona pagó más de 8 millones de euros al vicepresidente arbitral, José María Enríquez Negreira, durante al menos 17 años. La Fiscalía sostiene que estos pagos buscaban, presuntamente, "favorecer al Barcelona" en decisiones arbitrales e influir en los resultados.La Guardia Civil es contundente: la intervención de Negreira hizo que el arbitraje en España dejara de ser "imparcial".

Aquí, la matemática se vuelve clave. Más allá de titulares, ¿qué revelan los patrones numéricos de aquellos años? ¿Es posible que la presunta corrupción sistémica dejara una marca tan evidente en el campo que las estadísticas lo griten a los cuatro vientos? Este artículo analizará los datos para desentrañar si lo que la justicia investiga tuvo un reflejo medible en la historia del fútbol español.

El saldo arbitral es el balance de penaltis y expulsiones de un equipo a lo largo de la temporada.

¿Cómo funciona el saldo arbitral? Por ejemplo, si al equipo "X" le han pitado 10 penaltis a favor y 4 en contra, su saldo de penaltis es de + 6. Si a ese mismo equipo le han expulsado 4 jugadores, y 6 a sus rivales, su saldo es de + 2. Si le han pitado más penaltis en contra que a favor, o le han expulsado más jugadores que a sus rivales, el saldo sería entonces negativo. Un equipo ofensivo, que pisa mucho el área contraria, que posee más el balón que su rival, tiene en teoría, muchas más posibilidades de obtener un penalti a favor o que le expulsen a un rival. De la misma manera, un conjunto defensivo, o que lucha por la permanencia, recibe más tarjetas y penaltis en contra que un equipo que pelea por el título.